El objeto
material de la ética son los actos humanos (desde el punto de vista del
bien), libres y deliberados, debido a que determinan el carácter (modo
de ser adquirido por hábito y por lo tanto determinantes de nuestras
vidas). Por dichos actos me refiero a los actus hominis y humanis, pero
no a los primo primi, ya que al ser provocados por causas naturales son
ajenos a la ética.
Santo Tomás
distingue los actos de voluntad respecto al fin -que tienden al fin en
cuanto tal- y los respecto al medio -aquellos que son por decisión de
los medios, o de consejo o deliberación, complacencia o deleite o por
razón o voluntad. Estos actos, sin embargo serán válidos cuando la
voluntad proceda reflexivamente.
EL HORIZONTE DEL VALOR.
El valor se define como aquello que es apetecible, amable, digno de aprobación, de admiración o útil para un fin determinado.
La ética del
valor tiene una raíz neokantiana (el deber como fin en sí mismo) y
fenomenológica (considera la experiencia moral como intuición emocional y
material de los valores).
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